domingo, 4 de mayo de 2014

Mi comida favorita

De todas las comidas favoritas que tengo, me decantaría por dos: la pasta y la hamburguesa. Ya pueden variar de receta, pero ambas siempre son bienvenidas a mi estómago. Lo mejor de la pasta es que me gusta de toda clase de formas (espagueti, tallarines, raviolis, espirales, macarrones, plumas…) y sabores (con tomate, a la parmesana, a la carbonara, a la boloñesa e incluso sola). Sin embargo, destacaría por encima de todas los espaguetini (una variedad más fina de los espaguetis) al ajillo. Los espaguetini al ajillo que suelo comer llevan: ajo (evidentemente), perejil y guindilla, lo que aporta un toque picante al plato. Para que tengan más sabor, es recomendable dejar la pasta reposar una hora con el ajo. Este es sin duda el mejor plato que prepara mi madre. En segundo lugar de mi ranking de pastas pondría a los espaguetis a la carbonara. Esta típica receta italiana se compone de huevo, queso parmesano, aceite de oliva, jamón york y pimienta negra. Recuerdo el viaje de estudios que hice a Italia en el 2011. En un restaurante a menos de 400 metros de la Ciudad del Vaticano. Pedí este tipo de pasta y desde entonces no he vuelto a probar una igual. Para finalizar, destacaría a la pasta rellena y a todo un clásico como la pasta con tomate frito. Con las hamburguesas me pasa lo mismo que con la pasta. Hay tanta variedad que me es difícil decantarme por un tipo: desde las de carnicería hasta las de las cadenas de comida rápida. Desde las de ternera hasta las de pollo. Todo el mundo dice que las hamburguesas son malísimas para la salud. No les quito razón, pero siendo moderado no tiene por qué haber problema alguno. Mis hamburguesas favoritas son las de las cadenas de comida rápida. Fui siguiendo una evolución: de la del menú Diverking/Happy Meal sólo con la carne y un poco de kétchup, luego añadiendo queso para finalmente descubrir el mundo de los Big Mac y las Whopper y de las especiales que sacan de vez en cuando. Las Big Mac y las Whopper destacan por su carne a la parrilla y su jugosidad. Además, les añaden complementos como salsas, cebolla o pepinillos que hacen que comerlas de vez en cuando merezca la pena. De las especiales me quedo con la CBO (pollo, bacon y cebolla) y la Stekhouse César (con salsa de mismo nombre). Las hamburguesas de pollo del KFC no se quedan atrás. Poco a poco las hamburguesas de carnicería (más naturales) se están abriendo paso en mi estómago, sobre todo porque son más frescas en cuanto a condimentos como la cebolla, la lechuga, etc. Mención aparte tiene la fabada asturiana, que por el invierno siempre viene bien para entrar en calor.

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